Tucumán, julio de 1816… El momento era de indiscutible gravedad para la causa de la independencia, todo parecía señalar la inminencia de un desastre definitivo. En 1815, la derrota de Napoleón trajo como consecuencia la restauración del antiguo régimen. Los soberanos de las dinastías europeas se disponían en Santa Alianza a gobernar dentro del absolutismo y en este marco la rebeldía de las colonias españolas no era un asunto menor. Esto parecía tirar por la borda los ideales de nuestros patriotas: libertad, igualdad y fraternidad.
Esta realidad pesó sobre los congresales ¿Qué hacer? ¿Defender un gobierno republicano? ¿Buscar la protección de Gran Bretaña o Portugal? ¿Cómo sobrellevar las diferencias internas? San Martín seguía atentamente las actividades del Congreso y bregaba por un plan continental. Belgrano, por su parte, alertaba de los peligros de la situación internacional y coincidía con el reclamo sanmartiniano de declarar la independencia cuanto antes para adquirir respetabilidad en el nuevo orden mundial.
El 9 de julio, un conjunto de hombres con coraje cívico olvidó por un momento las luchas entre hermanos para unirse en una sola voz a favor del sistema republicano y así proclamar, casi como un desafío, que había nacido una nueva nación. Estos hombres no improvisaron, jamás hubieran logrado alcanzar la libertad exterior si antes un hubieran conquistado la propia libertad, la libertad interior.
Julio de 2020, mucho tiempo ha transcurrido desde los acontecimientos mencionados y un nuevo interrogante surge ante nosotros: ¿Hemos sido capaces en todo este tiempo de construir una síntesis de ideologías que nos lleve a proclamarnos como una nación libre y soberana? La libertad es un valor básico.
Citando a Jorge Luis Borges:
“La patria es un acto perpetuo como el perpetuo mundo. Nadie es la patria, pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban, argentinos, de ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa. Somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos; nuestro deber es la gloriosa carga que a nuestra sombra legan esas sombras que debemos salvar. Nadie es la patria, pero todos lo somos. Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso.”
¡Feliz día de la Patria!